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Obreros chinos linchan ejecutivo que planeó despidos masivos

Miércoles 5 de agosto de 2009

Obreros chinos linchan ejecutivo que planeó despidos masivos

MARCOS MARGARIDO

Muerte de ejecutivo es otro ejemplo del agravamiento de la crisis económica en el país

Una rebelión de los metalúrgicos de la siderúrgica estatal Tonghua Irons and Steel Works, en el norte de China, el 23 de julio, tuvo como saldo 100 heridos y un ejecutivo golpeado hasta la muerte por los manifestantes.

En el segundo semestre de 2008, los empresarios privados y los gerentes de las empresas estatales del ramo metalúrgico afirmaban que la crisis económica recién iniciada sería una oportunidad para hacer buenos negocios de fusiones y adquisiciones de otras empresas, y que sería un reto para la próxima fase de crecimiento. Fue lo que ocurrió con la siderúrgica privada Jianlong Steel que compró la mayoría de la empresa estatal.

La rebelión ocurrió después de que Chen Guojen, el ejecutivo de la Jianlong Steel designado para reestructurar la empresa estatal, anunció a los trabajadores que los 30.000 puestos de trabajo podrían ser reducidos a 5.000. Cerca de 3.000 metalúrgicos furiosos lo atacaron con pedazos de palos y piedras e impidieron que, tras el linchamiento, los policías y una ambulancia socorriesen al empresario. El ejecutivo murió algunas horas después de ser llevado al hospital.

La muerte de Chen Guojen es el incidente más violento ocurrido en fábricas chinas en los últimos 2 meses. El 15 de junio, dos gerentes de una fábrica en Dongguan habían sido atacados y muertos por un empleado desesperado, 11 días después dos trabajadores de la etnia uigur fueron muertos en su alojamiento por trabajadores de la etnia han, debido a rumores infundados de estupro de jóvenes trabajadoras.

Las reacciones a la crisis económica

Lejos de ser actos aislados, provocados por personas descontroladas, estos incidentes son la demostración más terrible de los males causados por la crisis económica a la clase obrera. Aunque las autoridades chinas y los medios de comunicación insistan en afirmar que "lo peor ya pasó" (la Bolsa de Valores de Shangai volvió a su pico de 2007), la lucha por la defensa del empleo continúa siendo dramática.

EL PIB de China creció 6,1% en el primer trimestre de 2009 y 7,9% en el segundo, alimentado sobre todo por el paquete anticrisis del gobierno por 600.ooo millones de dólares, mientras las exportaciones cayeron 25% en relación al primer semestre del año pasado. Ese crecimiento, sin embargo, representa poco más de la mitad del 12% promedio alcanzado en los últimos siete años, agravando la situación de desempleo que ya afectó a 20,000,000 de personas, a finales de 2008.

La lucha por la independencia política de los trabajadores chino

El intento de recorte de puestos de trabajo en la siderúrgica Tonghua refleja bien esa realidad, en la que los trabajadores intentan defenderse de todas las formas posibles ante esos ataques. El principal obstáculo para esta lucha es que los sindicatos oficiales, totalmente controlados por el Partido Comunista Chino (PCC), impiden las iniciativas de lucha de la clase que dicen representar.

En el estado de Shaanxi, por ejemplo, un grupo de más de 380 obreros de 20 fábricas fundó el "Congreso de Defensa de los Derechos Sindicales en las Empresas de Shaanxi", con el objetivo de luchar colectivamente por los derechos de los trabajadores. Según un representante de la entidad, la justicia china no acepta peticiones colectivas y los procesos judiciales individuales son un "callejón sin salida". Afirmó que su principal meta era la creación de "sindicatos efectivos".

Por ello, aunque sea una organización legal fundada en la propia sede provincial del PCC, dirigentes de la Federación Sindical de China se apresuraron a amenazar a los fundadores de la entidad, afirmando que era una "organización reaccionaria" ligada a "fuerzas hostiles extranjeras" y que podría perjudicar la "sociedad armoniosa" china. Es el viejo latiguillo de acusar de "subversión del régimen" a los trabajadores que buscan su independencia sindical y política. Es, también, la certidumbre de que los trabajadores no descansarán mientras no la consigan.

LIT-CI

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